En conmemoración del mes de la lucha contra el cáncer, decidimos darles un pequeño espacio a nuestros colaboradores para que nos contar su historia y lo que han tenido que vivir desde su diagnóstico con algún tipo de cáncer.

Hoy les compartimos la historia de Angélica Johanna Moreno Agudelo, transcriptora de la ciudad de Bucaramanga y quien lleva 5 años al lado de la #FamiliaIdime

El cáncer no es sinónimo de muerte.

¿Cómo fue el diagnóstico de tu enfermedad?

Un día al bañarme sentí una bolita en mi seno derecho, pensé que tal vez era por cambios hormonales y lo dejé pasar una semana más. Día a día me realizaba el autoexamen y ese nódulo continuaba ahí, así que me realice una ecografía mamaria donde se evidenció que el nódulo era sospechoso.

Inmediatamente consulte por la EPS e inicie todo el proceso, se me realizó la biopsia la cual reportó carcinoma ductal infiltrante de tipo hormonal – este es el tipo más común de cáncer de mama.

¿Cuál fue el tratamiento que debiste iniciar?

En consulta con el mastólogo, se decidió realizar un procedimiento quirúrgico conocido como cuadrantectomíase extirpa el cáncer u otro tejido mamario anormal, y un poco del tejido normal que lo rodea, pero no la mama -; en el cual me retiraron el nódulo y sus bordes con 3 ganglios axilares. Entre estos 3, uno salió con malignidad, por lo cual tuve que regresar al quirófano para realizar vaciamiento ganglionar, aquí me extirparon 20 ganglios axilares, afortunadamente todos libres de malignidad, esto mejoró mucho mi pronóstico.

La recuperación de esas 2 cirugías fueron algo complejo, me dolía y sangraba mucho, no tenía movilidad ni sensibilidad en mi brazo derecho, además tenía un dren axilar el cual me acompaño por 20 días. Posterior a esto, inicie consulta con oncología donde me ordenaron 4 ciclos de quimioterapia y 5 años de tratamiento hormonal con pastillas.

Actualmente me encuentro en tratamiento con radioterapia.

¿Qué cambios tuviste que afrontar?

En cuanto a físicos relacionados a cicatrices: en la mama y 3 axilares, además, mis uñas se debilitaron mucho, todo el tiempo se partían, tuve laceraciones en la boca y resequedad en los labios, perdí todo mi cabello y cejas. Todo el tiempo sentía fatiga y mucho dolor abdominal.

Al principio lloraba mucho, pensaba en lo que pasaría con mi hijo si se quedara sin mí, me deprimí como una semana, luego entendí que tenía que luchar y que esto no me iba a quedar grande, así que levante mi ánimo y seguí con todo el tratamiento.

Mis padres y hermanos estuvieron muy pendientes de todo el proceso y me acompañaban cuando me sentía mal, me ayudaban a calmar mis dolores y mis ánimos.

¿Cómo ha sido el apoyo de Idime y tus compañeros de trabajo?

Tuve que dejar mi puesto de trabajo por 5 meses aproximadamente, mis compañeros fueron muy especiales, me enviaban detalles a mi casa y preguntaban constantemente por mí.

¿Alguna reflexión que quieras compartir con nuestros usuarios?

Es muy importante que conozcamos nuestro cuerpo, que lo analicemos y estudiemos, para que cuando aparezca alguna anomalía la podamos detectar a tiempo y así poder contar una nueva historia.

El cáncer no es sinónimo de muerte. Es una enfermedad muy difícil que debilita mucho emocionalmente por los cambios físicos y los cambios de vida que se enfrentan, pero en realidad es como un regalo de la vida para mejorar y apreciar las cosas simples.

Deseo que todas las personas que estén enfrentando una situación como esta puedan encontrar su propósito y le saquen el lado positivo, seguro será un cambio hacia una nueva vida de mejor calidad y con más amor y valor por uno mismo y nuestros seres queridos.