Continuamos con la conmemoración del mes de la lucha contra el cáncer, hoy Diana Carolina Díaz, quien durante diez años se desempeñó como tecnóloga en imágenes diagnósticas en el área de Escanografía y un año en el área administrativa en la ciudad de Bucaramanga.
Está es parte de mi experiencia de vida como sobreviviente del cáncer:
Alrededor de 3 años atrás, venía presentando múltiples molestias a nivel físico, ya había pasado por múltiples dificultades que no tenían explicación clara solo sucedían, se remediaban y con el paso del tiempo reaparecían.
Para mitad de año del 2019, consulte por una trombocitosis, morados, petequias, cansancio excesivo y sudoración nocturna, ya que cada día se hacían más recurrentes estos síntomas, me realizaron pruebas y me diagnosticaron una leucemia linfoblástica – tipo de cáncer hematológico y de la médula ósea que afecta los glóbulos blancos.
Inicie con tratamiento endovenoso, aún así, intenté continuar con mi rutina diaria y fui modificando mi estilo de vida según se iban presentando las reacciones al medicamento, después de casi cuatro meses, mi hematólogo me ordenó retirarme de la zona de radiación para verificar la eficacia del tratamiento sin ningún tipo de interferencia, fue devastador en ese momento porque estaba enamorada de mi trabajo sin importar que tan agotador y estresante pudiese llegar a ser… sentía que mi trabajo era mi refugio seguro.
Tuve muchos inconvenientes por la EPS y mi salud empezó a decaer, me cambiaron de centro médico para el Centro de Cáncer y Enfermedades Hematológicas de Santander, donde mi especialista decidió reiniciar de cero con exámenes y nuevo diagnóstico. Después de muchas pruebas llegaron a diagnosticar una leucemia mieloide crónica con filadelfia positivo p190 – un tipo de leucemia atípica, de mil una persona la padece –, lo que conlleva a que sea un reloj de arena, en cualquier momento se puede tener una alteración hematológica sin reversa.
Inicié nuevo tratamiento con quimioterapia oral a diario, con múltiples molestias, cambios de vida drásticos en mi estado físico, molestias intestinales, vasculitis infiltrantes, eritemas nudosos, vómitos, pruritos, hepatitis tóxica, los cuales son resultados del proceso de ingesta de cuatro líneas de quimioterapia sin mayor mejoría. Aún seguimos en pruebas con la última línea de medicamentos que me pueden dar más tiempo clínicamente de vida.
Todo se convirtió, de un momento a otro en una montaña rusa, ya no trabajaba en el área para la cual había depositado alma, juventud y vida, mi parte emocional se vio afectada por los cambios físicos, y con ello se arrastraban los demás aspectos, no podía conciliar el sueño, algunos días dependía de mi familia para realizar mis rutinas diarias en casa. Cuando la situación se complicó un poco más, decidieron incapacitarme todo el tiempo, mi vida se resumió a trámites de EPS, citas, tratamientos y visitas a clínicas.
Mi familia siempre ha estado para mí, ha sido mi apoyo incondicional, mi motivación y mi agradecimiento de una mejor vida, está que aprendí a vivir en base a mi realidad, pero desde el amor y el entendimiento.
Idime fue de gran ayuda en este proceso de vida, la Dra. Zaida siempre atenta y servicial para lo que llegase a necesitar, más que la gerente de sede, es un maravilloso ser humano lleno de calidad; ni que decir de mi grupo de amigas, esas que la vida me permitió conocer allí en mi otro hogar, y seguir disfrutando de tan valiosas mujeres, siendo mi apoyo, mis salvadoras cuando sentía que no podía más.
En resumen, les puedo decir que, a pesar de toda la adversidad, solo tengo agradecimiento a cada situación, a cada momento, a cada circunstancia, a cada persona y a cada lágrima porque me permitió conocer mi lado vulnerable desde la perspectiva del amor propio, el valorar lo que tengo en este momento, lo que puedo vivir es más que ganancia para mí, el estar viva un día más, el poder crear sueños sin llevarlos tan lejos, no por miedo sino por realidad, el reír a carcajadas y que estas se contagien en un mundo de carreras, de estrés y de vanidades.
Disfruten a sus familias lo más que puedan, el tiempo pasa y no tenemos manera de retroceder, no esperemos a pasar por situaciones difíciles para valorar, para reubicar, para dar prioridad a lo importante, para educarnos cómo seres internos e intentar estar en paz consigo mismos.
Se cumplió una etapa maravillosa de mi vida, 12 años y medio de aprendizaje, de luchas, de entregas de un todo por el todo, seguiremos dando lo mejor y recordemos que somos instantes.
La gratitud es la memoria del corazón.