Mi nombre es Andrea Rodríguez, estoy en Idime desde el año 2019.

Mi experiencia con el Covid-19 fue súper dura, les cuento:

Yo me separé desde diciembre del 2019 y me fui a vivir con mi hija y mis padres, fue duro enfrentar esa situación, en marzo de 2020 empezó la pandemia y tenía mucho miedo por mis padres (mi papi sufre de Parkinson, apnea del sueño e hipertensión), mi madre gracias a Dios nada, yo tuve antecedentes de cáncer de seno, por ese motivo tuve mucho miedo en ese momento. En julio de ese año mi padre salió positivo para Covid-19, me eche la culpa por que yo era la única que salía y por estar trabajando en este medio, aún más. Me dio mucho miedo por los antecedentes de él, pero gracias a Dios lo superó en casa, y pasó todo bien, los días pasaron y se enfermó mi madre, fue algo muy duro puesto que la descompensación de ella fue muy rápida, le dio una gripe y al tercer día empezó a bajar la saturación, llame al médico tratante en ese momento y me dijo que la llevara al médico de inmediato y así fue.

En la clínica Santa fe la ingrese, de una vez la pasaron a UCI y la entubaron, así fueron pasando los días de angustia incertidumbre y de culpabilidad, al día 30 de ella estar en UCI los médicos no nos daban esperanza, que ya habían hecho todo en cuanto podían y que ya estaba en manos de Dios, llore mucho y me senté, pelee con Dios, luego le pedí por la salud de ella, pero aún más, porque no se la llevara, porque más que la compañía para mi padre, es su apoyo, su amor y su bastón como le dice él, eran días súper duros, cada vez que llamaban era una incertidumbre horrible por que no sabía que me iban a decir. Así transcurrieron 45 días hasta que ella misma despertó, ese día sentí el valor de amar a mi madre, es como volver a nacer, es algo inexplicable, ahora soy más amorosa con ellos, vivo y muero por ellos.

Pero ahí no fue todo, en el 2021, me traslade para el municipio de Chiquinquirá para tomar otro aire, mis padres ya estaban recuperados y quería tomar tiempo para mi, agradezco mucho a la empresa por que en esos días fueron muy condescendientes conmigo, mi supervisora y una jefe de SIAU, estuvieron muy pendientes de mi y de mi familia, así como mis compañeros, todos fueron en alguna forma mi apoyo.

Pasaron los días y los meses, mi tía y su esposo enfermaron (ellos fueron mis segundos padres, eran mis padrinos de bautizo y siempre estuvieron a mi lado, en mi infancia, en mi estudio fueron un apoyo tanto económico como moral, en mi matrimonio también me apoyaron). Mi padrino (esposo de mi tía), fue el primero en dar positivo para Covid-19, lo tuvieron en la Clínica la Sabana, luego fue trasladado a la Clínica Cafam a UCI y empezó nuevamente la angustia, luego hospitalizamos a mi tía y la ingresaron también a UCI, mi padrino murió el día 11 de abril de 2020 y mi tía murió el 31 de mayo de 2021, así como un día Dios los unió en vida así los unió para su muerte, es muy doloroso recordar todo esto parece como una pesadilla, pero esta es mi vivencia con el Covid-19, dolorosa pero a la misma vez nos da una lección de vida.